Ese molesto dolor de cuello
El dolor de cuello o cervicalgia no debería sorprendernos tanto si tomamos en cuenta que movemos esta parte de nuestro cuerpo unas 600 veces por hora.
Un 10% de la población adulta sufre en algún momento de molestias en esta área, en lo que se conoce como cervicalgia: un dolor en la parte posterior o lateral del cuello. Las mujeres suelen ser la población más afectada, especialmente aquellas que se dedican a las labores domésticas y que acostumbran mantener posturas rígidas durante actividades que son repetitivas.
Las causas para el dolor de cuello suelen ser tan variadas como los movimientos que podemos hacer con él. El malestar acostumbra presentarse de forma aguda si se trata de una contractura muscular (como sucede con la tortícolis o por algún tipo de enfriamiento) o de forma crónica, por posturas inadecuadas, como hablar por teléfono o permanecer sentado frente al ordenador.
En estos casos, se produce una sobrecarga constante sobre los músculos que genera dolor.
También el malestar puede ocurrir tras una lesión aguda, lo que se llama el síndrome del latigazo cervical, el cual se presenta en accidentes de tránsito al moverse la cabeza de forma violenta hacia delante y hacia atrás durante el choque.
La artrosis cervical en adultos mayores o la hernia de disco cervical (frecuente en jóvenes), ocasionan dolor en la zona del cuello de forma constante.
El estrés, si bien es cierto que científicamente aún no se ha comprobado con exactitud por qué, también causa malestar en esta área. En el caso de que sea la tensión emocional lo que esté ocasionando el dolor de cuello, normalmente termina por desaparecer por sí mismo.
Sin embargo, si persiste, el realizar masajes en la zona afectada y aplicar calor directamente en el área, así como la toma de analgésicos (paracetamol) y antiinflamatorios (como el diclofenaco o ibuprofeno) ayudan a aliviar el dolor.
Es importante, a menos que el médico recomiende lo contrario, retomar las actividades normales lo antes posible, evitando posturas rígidas o trabajos que ejerzan algún tipo de presión sobre la zona afectada. Las actividades deportivas por lo general no están contraindicadas, a menos que conlleven una postura que pueda tornarse rígida, como sucede con el ciclismo.
Otras medidas incluyen la fisioterapia o la llamada “gimnasia de columna”, a través de la cual el paciente aprende a evitar movimientos perjudiciales y a moverse diariamente sin comprometer la salud de su zona cervical.
No obstante, ante cualquier dolor de cuello o cervicalgia es esencial acudir al médico para un diagnóstico más preciso, pues puede ser síntoma de enfermedades más complejas, como meningitis, trastornos vasculares, infecciones, artritis u osteoporosis.
No olvides que esta zona es muy delicada y que requiere cuidados para que, cuando te pregunten si te sientes mejor, puedas asentir con la cabeza y una sonrisa, sin problemas.
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En mi opinión, y soy médico, debes ir a un profesional que descarte cualquier lesión de las cervicales. Si todo esta bien, lo mejor suele ser tratamiento con rehabilitación y fisioterapia.