La lucha de tu cuerpo contra la pérdida de peso
El control del peso es un componente clave para una vida sana. Muchas personas mantienen con éxito un peso saludable mediante un equilibrio entre nutrición y actividad; sin embargo, no todos tienen la misma fuerza de voluntad. La pérdida de peso, y especialmente cuando se necesita perder mucho peso, es más complicada. No se trata solo de consumir menos calorías. Según estudios realizados, el 90% de los que lograron perder peso, volverán a recuperarlo.
Para lograr controlar el peso, hay que entender cómo responde tu cuerpo. A continuación te brindamos alguna información útil:
El metabolismo se ralentiza y almacena grasa
La compensación metabólica se pone en marcha para preservar y almacenar grasa para obtener energía en el futuro. Algunos creen que el cuerpo humano ha evolucionado para valorar el almacenamiento de grasa y energía, y para interpretar la escasez de calorías como una señal de angustia o hambruna.
El cuerpo tiene memoria
Cuando el cuerpo enferma, crea anticuerpos contra la enfermedad para que la próxima vez el sistema inmunitario esté preparado. Desafortunadamente, reacciona de forma similar en la pérdida de peso. Si has perdido peso en el pasado debido a cambios en el ejercicio o la dieta y vuelves a intentar esas mismas estrategias para perder peso, tu cuerpo reaccionará de tal manera que verás menos resultados.
Tus genes
Las investigaciones han relacionado más de 400 genes con la obesidad y el aumento de peso. Estos pueden afectar al apetito, el metabolismo, los antojos y la distribución de la grasa corporal. El grado exacto de predisposición genética al aumento de peso o a la obesidad no está claro, pero los genes se han asociado a la dificultad para perder peso, aunque se aumente la actividad física o las dietas bajas en calorías.
Tus hormonas aumentarán el impulso de comer
La compensación metabólica no es la única estrategia del cuerpo para evitar la pérdida de peso. Las hormonas del hambre, la leptina y la grelina, también entran en juego. Las células grasas producen leptina, que indica al cerebro cuándo está lleno. Las células grasas también se reducen cuando se pierde peso, produciendo menos leptina. La grelina, producida por el estómago, indica al cerebro que ha llegado el momento de repostar. Cuando se pierde peso, los niveles de grelina aumentan, lo que hace que se quiera comer con más frecuencia. Ni los niveles de leptina ni los de grelina vuelven a su nivel normal durante al menos un año.
La falta de registro de tu cerebro
Además del metabolismo y las hormonas, los circuitos neuronales del cerebro también luchan contra la pérdida de peso. Después de haber perdido peso, la parte del cerebro que regula la restricción de la comida se vuelve menos activa. Aunque comes más para sentirte lleno, también eres menos consciente de cuánto estás comiendo.
Tu peso podría ser fijo
La teoría de algunos científicos dice que las personas pueden tener un peso fijo naturalmente más alto o más bajo que otras y que la genética, el envejecimiento, el historial de pérdida de peso y otros cambios hormonales pueden influir en el peso fijo. Además, los pesos fijos pueden aumentar, pero muy raramente bajan.
¿Qué puedes hacer?
Algunas estrategias sencillas, como hacer de las proteínas un elemento básico de las comidas, los tentempiés, ejercicios y actividad de relajación, pueden ayudar a alcanzar los objetivos de pérdida de peso. A muchas personas les resulta beneficioso centrarse en pequeños objetivos, alcanzables, proponerse objetivos moderados puede ayudarte a evitar las trampas de las soluciones rápidas y a corto plazo.