Bullying. Acoso escolar y violencia infantil
Bullying o Violencia infantil. Incluso la denominación de este fenómeno parece contradictoria, ¿cómo pueden ser violentos los niños, los cuales están dotados de esa inocencia?
Bien, igual que hemos aprendido con el tiempo, que edad y madurez no siempre van acompañados de la mano, parece que infancia e inocencia tampoco.
Estas afirmaciones las respaldan las estadísticas que apuntan cada vez, a un mayor grado de violencia escolar, es el nuevo concepto denominado en inglés bullying.
El bullying o el acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
Las estadísticas muestran que el tipo de violencia que más predomina en las escuelas entre los niños es la violencia emocional. La violencia emocional se produce mayoritariamente en el aula o en el patio de las escuelas, protagonizado por niños y niñas pre-adolescentes con una media de edad entre 12 y 14 años.
Todo y que niños y niñas son constantemente víctimas del bullying, el género más afectado ha sido y continúa siendo la mujer, en este caso, las niñas pre-adolescentes.
Cuando mencionamos que las niñas en esta franja de edad son las más afectadas, hemos de tener en cuenta que justamente entre los 12 y los 14 años, es una de las etapas más delicadas para la mujer, pues aparece la menstruación, se producen cambios hormonales y físicos como el aumento de los pechos, la aparición de pelo púbico y cambios en el peso. Es lícito, que una experiencia de bullying en esta franja, puede tener efectos y consecuencias muy negativas para las niñas.
Las formas más características de practicar bullying son las siguientes:
– Negación de la palabra e indiferencia
– Burlas y risas.
– Agresión física.
Estas agresiones se producen de forma metódica y sistemática sobre el niño agredido, y en muchas ocasiones, se crea la complicidad de otros compañeros para potenciar la tortura.
¿Por qué pierden la inocencia los niños? Desde luego que esta pregunta invita al debate y la reflexión, aun así las causas más citadas son las siguientes:
– El ejemplo familiar.
– El contexto o entorno cercano al agresor.
– Las características psicológicas del niño agresor.
– La televisión.
Hay que tener en cuenta que las causas no son definitivas, es un fenómeno muy complicado que hay que tratar en cada caso, de forma totalmente individualizada y personal.
Desde la psicología se recomienda mantener una buena comunicación con los hijos para prevenir o detectar posibles fenómenos bullying y mantener un buen contacto con los profesores más cercanos al niño o niña.
Yaiza Escobosa Leal, Psicóloga.