Yoga para niños y bebés, una excelente ayuda en los primeros años de vida
Una excelente forma de estimulación temprana es el yoga, disciplina milenaria de origen indio que puede practicarse desde la más tierna edad, aportando así un método integral de salud física y mental, beneficiando –entre otros aspectos—el sistema respiratorio, el sueño y estimulando puntos energéticos del cuerpo.
Afortunadamente, tomar clases de yoga se ha vuelto una sana costumbre en el mundo moderno, ya que el yoga, como ciencia práctica de vida que ha evolucionado durante miles de años, se va adaptando a los cambios generacionales y de la sociedad toda, convirtiéndose en una herramienta fundamental a la hora de devolver al ser humano el equilibrio físico y emocional que lo mantiene vital.
Contención, relajación, estimulación. Son solo algunos de los beneficios que aporta la práctica de yoga, y tratándose de yoga para niños, las bondades se multiplican. Niños y bebés deben ser instruidos adecuadamente en las diferentes posturas de yoga o asanas, aunque son de fácil realización.
Las asanas aportan numerosos beneficios para la salud mental y física de los niños, pues por ejemplo ayudan a conciliar mejor el sueño, estimulan puntos energéticos en los pies, previenen el estreñimiento, mejoran el humor, etcétera.
Asimismo, el yoga para bebés resulta un placer tanto para el bebé como para sus padres o la persona encargada de practicar con él las asanas. Tratándose de bebés que todavía no han adquirido las habilidades motoras básicas, la actividad puede ser de lo más entretenida y beneficiosa para quienes la practican, siempre con el aval del pediatra.
UTIL PARA TODA LA VIDA
Mediante la práctica de yoga, los niños adquieren conocimientos que les serán de gran utilidad durante toda su vida, pues desde aprender a “respirar bien” hasta hallar el equilibrio mental suficiente para resolver las situaciones conflictivas que se le presenten, será un proceso de aprendizaje continuo en el que solamente obtendrán beneficios.
Si bien se puede comenzar con el yoga para bebés, el yoga para niños es una práctica muy acertada y de excelentes resultados para la salud y la mente infantil.
En cuanto a los bebés, la persona que trabaje con el pequeño debe estar en estrecho contacto con él, siendo un familiar el más indicado para realizar los ejercicios en conjunto, requiriéndose un ambiente agradable, con música suave, siempre dirigiéndose al bebé con palabras dulces. Antes de comenzar las asanas, que un instructor debe explicar previamente para que el trabajo sea fructífero, es recomendable masajear al bebé en todo el cuerpo, comenzando por los pies, siguiendo por las piernas, el abdomen y los brazos, hasta llegar a la cabeza.
CLASES DE YOGA PARA NIÑOS
Si se trata de niños, a partir de los seis años se inicia un período ideal para la práctica de yoga, aunque hay niños de menor edad que ya son expertos en la materia. Siempre se debe respetar los tiempos de cada uno, ya que si se les obliga a asistir a clases de yoga, el resultado no será el mismo. El yoga debe ser practicado con ganas, con alegría; solo así dará fruto.
Al practicar yoga, el niño no debe competir con nadie, solamente concentrarse en sí mismo, mejorando su capacidad de atención y disminuyendo su agresividad.
También ayuda a evitar el estrés temprano que le producen las malas posturas, la respiración deficiente y alteraciones de la conducta. A la vez, adquiere flexibilidad lumbar, fuerza en piernas y brazos, y sobre todo, una mayor concentración, lo que es fundamental para su desarrollo escolar.
Las diferentes posturas –muchas denominadas con nombres de animales, lo que hará más divertido aún practicarlas—le servirán al niño para corregir problemas tales como la cifosis (hombros que se proyectan hacia adelante, columna encorvada), la escoliosis (columna desviada hacia un costado); podrá respirar correctamente por la nariz, utilizando toda su capacidad pulmonar; y si se trata de niños tímidos o con problemas de autoestima, el yoga puede ser la solución.
Y todos los niños pueden practicarlo, por supuesto que teniendo en cuenta las características especiales de cada uno, que un buen instructor sabrá identificar y trabajar para lograr armonía física y mental.